EL DÍA QUE CONOCÍ DON QUIJOTE

Es el tercer día que estoy acá. Buen día Tokyo! Es temprano. Que raro como cambiaron mis hábitos, no? Abro la ventana. Sigue lloviendo y hace frío. Miro. No puedo creerlo. Estoy en Japón! Se siente tan bien cumplir tus sueños! Se me llena el cuerpo de orgullo. Todo esto lo estás haciendo sola. Y recién llegaste! Te faltan como mil aventuras. Y seguro también como mil inconvenientes. No me olvido de que aún no tengo mi Japan rail pass. Pero no importa, seguro que todo tiene solución. No puedo tener tanta mala suerte. Sé que no. Y aparte, estoy en Japón.

 

Prendo la tele. Otra vez el luchador de sumo. No entiendo que pasó. Ufa, me gustaría saber japonés y entender las noticias. Cambio de canal. La hora infantil. Jaja, que bizarros que son. Los amo.

 

 

Pongo a calentar el agua. Me preparo un café con los saquitos con alitas. Me compré un pan con forma de corazón. Tiene cosas en el medio, huevo, un kétchup. Anda a saber. Espero que no tenga animalitos. También compré un queso que parece ser como un Adler. Me encanta el queso Adler!

 

Uy. No tengo cubiertos. Este lugar no es una casa, es una habitación. Como unto el queso en el pan? A ver si hay algo en el hall. Vi que había vasitos descartables y cositas. Mmm, no. Nada. Ah! Quizás estos peines descartables sirvan. Si! Jaja! Sirve! Ves Laura? Nada que temer.

 

 

Debería comprar unos cubiertos. Voy a ir a uno de eso Daiso que tienen todo por 100 yenes. A ver si hay alguno por acá cerca… A 15 cuadras más o menos. Bueno, camino y de paso miro todo. Quiero mirar todo! Estoy en Japón! Vivaaaa!!

 

Hago tiempo porque los locales abren a las 10. La cagada es que sigue lloviendo y yo no tengo paraguas. Pero dicen que encontras de esos transparentes por todos lados. Ya fue. Arranco y en el camino tengo que encontrar uno.

 

Salgo. Aparte de llover, hace frío. Espero no mojarme mucho. Camino por los techitos de mientras. Bueh, no hay mucho techito. Porqué Japón es tan distinto? Hago algunas cuadras y veo un local en la vereda de enfrente. Si! Paraguas! Hay variedad, pero compro uno de los transparentes. Son baratos y aparte son re típicos en Japón! Quiero usar uno!

 

Sigo camino, muy contenta, porque ya no me mojo. Y aparte, mi paraguas es transparente. Camino bastante. Doy mil vueltas y no encuentro el Daiso. Se me mojaron los pies, y estas zapatillas me están lastimando los deditos. Me frustro. Por qué nunca entiendo las calles y no encuentro nada?! Estoy mojada, tengo los pies lastimados y encima no encuentro lo que busco.

 

Veo una plaza muy linda. Con todos los colores del otoño japonés. Y eso? Smoking área. Bien! Vamos a fumar un puchito. Es como un mini laberinto hecho con algo así como con unos biombos de vidrio y metal. No es techado, así que tengo que seguir con el paraguas. Este es lindo. No como el del aeropuerto. Menos mal. Siento alivio de que no todos los lugares fumadores sean así. Salgo y sigo buscando el Daiso.

 

Smoking Area es el cubículo de la derecha.
Smoking Area es el cubículo de la derecha.

 

Uy! Qué es eso de ahí? Un Don Quijote! Leí que son parecidos a los Daiso. Venden variedad de todo y a buenos precios. Acá tengo que encontrar cubiertos y curitas.

Llego a la puerta. Mi paraguas está mojado. Estoy en Japón. No creo que se pueda entrar con el paraguas chorreando agua. Se dejarán en la puerta? Veo a un chico que llega. Me hago la que miro las ofertas y observo que hace. No quiero equivocarme, así que voy a copiar a los que saben. Hay un coso alargado. El chico mete el paraguas por arriba y lo saca por el costado. Wow! Está envuelto en una bolsita! Genial. Voy a hacer lo mismo. Aunque me duelen los pies, entro re contenta por haber aprendido algo nuevo.

 

Cuantas cosas que hay! Todo lindo y tierno encima. Creo que quiero uno de cada. Aunque algunas cosas no sepa qué carajo son. Bueno, acá no veo curitas ni cubiertos. A ver arriba. Que linda escalera! Toda con luces. Y los escalones parecen teclas de piano. Subo. Wow! Los escalones suenan como teclas de piano! Yo había visto esto en internet. No puedo creer que caí justo acá!

 

Hay botas de lluvia. Quizás podría comprar unas. Hay algunas lindas. Busco si hay de mi número. Mi pie es un poquito grande comparado al de las japonesas. Acá no hay nadie. Parece que agarras, te probas y listo. Hasta hay un espejo. Me siento en un banquito y me pruebo. No me gusta cómo me quedan. Tengo la pierna muy flaca y parezco el gato con botas. Medito un rato y desisto. Sigo mirando. También hay zapatillas. Busco todas negras. A ver estas? Me las pruebo, me quedan bien y son re cómodas. Salen menos de 400 pesos argentinos. Ya fue, me las re compro! Mmmm, pero quedarían bien con unas polainas. Acá tiene que haber seguro, es Japón. Re usan polainas.

 

Doy vueltas entre las góndolas. Me gusta todo. Conjuntos de ropa interior súper baratos. Pijamas de esos enterizos y peluditos. Medias con dibujitos! Cosas de navidad!! Juguetes!!! Maquillajes de Sailor Moon!!!! Quiero todo. Pero no me conviene comprar ahora, porque tengo que viajar por la mitad de Japón. No voy a poder llevar tantas cosas. Mejor las compras las hago a la vuelta.

 

Donde carajo hay polainas? Doy mil vueltas, subo y bajo las escaleras 30 veces. Los deditos de los pies me siguen doliendo. Finalmente doy con las polainas. Agarro unas negras. Encuentro curitas con dibujitos. Elijo las de Crayon Shin-chan.

 

La chica de la caja es muy amable, como todos acá. Me pregunta si estoy de vacaciones y me dice que le gusta mi billetera. La compré en la Bond Street. Es de charol negra y tiene cintas rojas como si fuera un corsé. Ya es la segunda vez que una japonesa me halaga algo que tengo. Me da felicidad.

 

Salgo. Busco un lugar donde ponerme mis curitas y cambiarme las zapatillas. Entro a un lugar grande que parece un shopping. Voy al baño. Hay muchas chicas. Está el sector de los baños. El de las piletas. Y uno con espejos donde podés maquillarte tranquila. Voy al baño, que, por supuesto, está limpísimo. Salgo con mis zapatillas y polainas nuevas. Ahora mis deditos no se raspan. Siento alivio.

 

Ups. Me olvidé el paraguas en el baño. Vuelvo y ahí está. En el lugar donde lo dejé. Qué lindo que es Japón!

 

Afuera está saliendo el sol. El clima cambió completamente. Tengo hambre. Uhhh! Pizzas! Que ricas se ven! Pero hay mucha cola. Ni ganas. Sigo camino. Cruzo un puente techado muy lindo. También tengo sed. Compro una sprite en una máquina expendedora. Hay en todas las cuadras. Si tenes sed no tenes que esperar mucho.

 

Emprendo el camino a casa. Quiero cambiarme y dejar lo mojado. Todavía sigo medio asquerosita con la comida. No entiendo nada y no sé qué comer.

 

Llego. Me duele un poco la espalda de llevar la mochila con la cámara. Uhhh! Me olvidé de comprar los cubiertos! En realidad eso era lo que había ido a comprar, y terminé comprando cualquier cosa. Jaja! Bueno, seguiré con el peine. Que importa.

Pico unos sanguchitos, descanso un toque y vuelvo a salir. No me pienso quedar encerrada. Estoy en Japón!

 

Camino y camino. Encuentro un Bic Camera. En estos lugares venden cámaras de fotos y cosas electrónicas. Algunas cosas tienen buenos precios. Otras no tanto.

Vuelvo a ver la fila interminable de máquinas de Gashapones. Un viejo está tocando las perillas de todas y revisando si cae algo. Parece medio loco. Mejor me tomo el palo.

 

Camino lento. Voy mirando absolutamente todo. Estoy caminando por las calles de Tokyo. No puedo creerlo. Ya es de noche. Pero no tengo miedo. Me estoy acostumbrando.

 

 

Me meto por una callecita que ya conozco. Hay un restaurante. Tiene fotos de los platos y hay muchos con verdura. Acá seguro puedo comer algo. Entro y no hay ningún cliente. Es medio temprano, no sé a qué hora cenan acá. Es angosto. Tiene las mesitas como adentro de boxes. Más atrás hay una barra y se ve al que cocina. Viene un señor, me saluda y me deja una bandejita con una toalla caliente. Es para limpiarme las manos. Qué lindo! En casa no es así.

Miro el menú. No entiendo un choto. Pero tiene fotos. No estoy muy segura. Intento decirle al señor que soy vegetariana. No logramos entendernos bien. Llama al que cocina y entre los dos tratan de entenderme con ayuda del traductor de sus celulares. Creo, que entendieron. Finalmente pido. Espero que no tenga animalitos. Sino ya fue, lo corro. Hay que rebuscarse.

 

Miro la tele que tengo a mi izquierda. Otra vez el luchador de sumo. Qué carajo pasó? Ya me estoy muriendo de intriga.

Entra una mujer. Se sienta en el box próximo al mío. Veo que fuma. Que copado! Acá se puede fumar! Quiero pedirle un cenicero al señor, pero no lo veo. Miro a mi derecha. Al lado de los condimentos hay un botón. Lo toco. Suena y el señor viene. Wow. Que moderno.

 

Me traen la comida. También pedí cerveza, Asahi. Buenísimo. Nada tiene carnes. Un plato es una ensalada. El otro unos brotes con verduras calientes. Me deja un cuenco vacío con una cuchara. No sé para qué es. No lo voy a usar. Condimento con cositas que hay ahí. Está muy rico. Necesitaba comida. Termino. Me pido otra cerveza y fumo.

Uso el traductor de fotos para ver los postres. Elijo pudín de mango. Mmmmm, es muy rico!

Pido la cuenta. Para todo lo que consumí está re bien el precio. Algo así como 300 pesos argentinos.

 

 

Salgo. Hace frío. Camino por las callecitas de Bunkyo-ku. Hay muchos restaurantes y locales. Muchas luces. Pierdo el miedo y aunque sea de noche, saco la cámara. Me entretengo sacando fotos. Veo un cartel. Girls Bar. Que loco! Será un bar solo para chicas? Estoy a punto de subir la escalera y me rescato. Nooo! Es un cabaret! Me río sola.

 

Me empiezo a dar cuenta que estas calles están bastante plagadas de esos lugares. Y salen chabones medio en pedo y riéndose. No creo estar en una zona “peligrosa”. También hay parejas caminando por acá. Todo tranqui.

 

Pasa un policía en bicicleta. Qué lindo que es! Me enamoré.

Paro en la puerta de un konbini. Un 7 eleven al que ya fui varias veces. En la puerta tiene ceniceros. Fumo, y emprendo el camino a casa.

 

Tengo que descansar. Mañana va a ser un día largo. Tengo que ir a Toyama. Queda bastante lejos de acá. Y aún no tengo mi pase de tren. A las 12 tengo que dejar mi habitación. Significa que tendré que deambular con mi valija por la ciudad unas horas. Que paja.

 

Reviso los mails. Trackeo mi pase de tren. Parece estar cerca. Seguro llega! Pero lo más probable es que llegue medio tarde a Toyama. Voy a enviarle un mensaje a mi anfitrión y preguntarle qué onda el barrio.

 

Su respuesta es positiva. Y me dijo Laura san! Me muero. Lo amo. Dice que me va a dejar la puerta abierta del depto., y las llaves sobre la mesa. Mierda que debe ser seguro el barrio!

 

 

Algunas de mis preocupaciones se desvanecen. Tengo sueño. Hasta mañana Tokyo.

 



COORDENADAS:

 

Acá les dejo un mapita, con algunos de los lugares que les comenté en esta entrada.

 


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