EL DÍA MAS CAÓTICO QUE TUVE EN JAPÓN

Son las 9. Hoy dormí un poco más. Y hoy me voy de esta habitación, y de Tokyo. Parto a Toyama. Quiero ver los Alpes Japoneses. Estoy emocionada. Vi muchas fotos en la net. La idea era viajar al mediodía. Pero como aún no tengo mi pase, tengo que esperar unas horas a ver si llega.

 

Prendo la tele. Me encanta ver tele japonesa. Aparte como no entiendo, la dejo de fondo mientras hago cosas. La hora infantil es mi preferida. Es muy distinta a la de la tele argentina.

 

La canción es muy pegadiza. Y uno de ellos es muy gracioso. Termina y la sigo cantando durante un rato. Mientras tanto, me preparo el desayuno y voy guardando mis cosas.

 

Como algunos pockys. Me recuerdan a mi amiga Ale. A ella le encantan. Acá hay de miles de sabores. Iré probando todos los que pueda.

 

No desarmé mucho mi valija, pero tengo cables y cosas de aseo regadas por el lugar. Acomodo la habitación un poco. No me gusta dejar todo hecho un caos. Reviso no olvidarme nada y me voy.

 

Son las 11. Camino tranqui por las calles que ya conozco. Me llevan a la estación de tren de Ueno. Freno frente a una máquina expendedora de bebidas. Voy a probar algo conocido, pero distinto. Fanta sabor frutas variadas. Camino unos metros, y encuentro los ceniceros en la calle. Ya paré varias veces ahí. Conozco mi barrio.

Fumo, y tomo la gaseosa. Iuu, no me gusta. Parece un jarabe. Miro hacia mi izquierda, y veo el restaurante donde comí la noche anterior. Está abierto. Voy a comerme otro pudín de mango.

 

Entro. Está el mismo señor de la noche anterior. Me reconoce y me saluda con una sonrisa y reverencias. Hago lo mismo. Me gusta todo esto.

 

En la mesa hay otro menú. Asumo que es el del día. No encuentro el pudín de mango. Cómo se lo pido? Se acerca una chica a atenderme. Me deja la bandejita con la toalla caliente.

 

Ah! La noche anterior le saqué una foto. Sí, es raro. Pero le estoy mostrando todo a mis amigos y familia. Hasta lo que como. No soy ese tipo de persona, pero ahora es distinto. Estoy en Japón!

 

Busco la foto en mi celular y se la muestro. Entiende, me sonríe, asiente con la cabeza y se va. Vuelve con mi pudín de mango. Me encanta. Es fresco. Me fumo un pucho, pago, y me voy. Me despido sonriente mientras ellos hacen lo mismo.

 

Es un día soleado. La lluvia se fue. Igualmente, tengo enganchado mi paraguas transparente, en el bolsillo externo de la valija. Nunca se sabe.

 

Decido doblar en una calle a mi izquierda, y así no hacer el mismo camino de siempre. Que es esto? Parecen como unos campos de agua y pastizales. A lo lejos, en el medio, se ve un templo. También hay unas pasarelas con baranda. Qué lugar raro. Dejo la valija en un costado y saco algunas fotos. Me estoy esforzando. Necesito acostumbrarme a que acá no roban. Si lo logro, me voy a sacar un gran peso de encima. La preocupación de perder mis cosas.

 

 

Sigo camino. Al lado de la estación de tren, está el Parque de Ueno. Dicen que es muy lindo. Creo que voy a ir a pasear por ahí. Pero no puedo andar con la valija por todos lados. Leí que en las estaciones de trenes hay lockers donde pones unas monedas y podés dejar tus cosas guardadas.

 

Entro a la estación. Veo un sector con muchas filas de lockers. Los miro y no los entiendo. Está todo en japonés. Toqueteo los botones y sigo mirando. No entiendo. Una pareja de orientales está haciendo lo mismo. Son más grandes que yo. Me hablan en inglés. Son turistas. Tampoco entienden los lockers. Entre los tres estamos un rato. Es una ardua tarea. Hasta que finalmente entendemos! Están todos ocupados.

 

Arriba, hay otros más pequeños que están libres. El señor me dice que quizás mi valija entre ahí. Me ayuda a subirla, pero no entra. Bueh, mala suerte. Me despido de ellos y voy a un centro de información. Está a unos metros. Más o menos entiendo. Creo que me dijo que vaya para la izquierda. Parece que hay más lockers.

 

Salgo y bordeo la estación. Me meto en algo así como un shopping. No se, creo que me dijo acá el tipo de información. Uh! Navidad! Me encanta la navidad! Estamos en noviembre y acá ya están decorando todo. Que lindo!

 

A la mujer de la derecha creo que no le gusta la Navidad...
A la mujer de la derecha creo que no le gusta la Navidad...

 

Sigo recorriendo el lugar, entreteniéndome con cada local que veo a mi paso. No encuentro nada de lockers.

 

Decido salir. Camino un poco más para el lado que me dijo el tipo. Encuentro el sector de lockers finalmente, y recorro los pasillos. Están todos ocupados. La puta madreee! Ya me estoy hinchando los huevos. Aparte me está dando hambre.

 

Salgo otra vez, y veo una bajada tipo rampa. Parece que llevara a una estación de subte. Sale y entra gente. Ya fue, yo bajo. Capaz acá encuentro algo.

 

Son túneles. Los techos no son muy altos y las paredes son blancas. Hay partes que parecen estar en obras. Recorro un rato. Vivaaa! Lockers! Por fin! Son chicos, pero mi valija entra. Y hay algunos vacíos! Están un poco altos. Abro la puerta, pero no se mantiene abierta. Se vuelve sola. Mmm, se me complica un poco levantar la valija con las dos manos, abrir la puerta al mismo tiempo, e introducirla. No tengo fuerza para levantarla con una sola mano. Sostengo la puerta con mi cabeza, levanto la valija y me voy deslizando para cambiar mi cabeza por mi brazo. Ufff, logro meter la valija. Que agotador. A veces no es tan fácil esto de estar sola. Pero sé que puedo.

 

El paraguas no entra, es muy largo. Bueno, me lo llevo encima. Me molesta un poco, es incómodo.

 

Intento entender el locker. Es digital. Después de unos intentos, me da un ticket. Listo. Encuentro la salida. Pero me pregunto, encontraré nuevamente el camino? Bueh, espero que sí. Tengo hambre. Por acá hay unos cuantos locales.

 

Miro algunos. Este parece ser como de comidas rápidas. Hacen pizza y tienen birra. Listo. Atroden. Se pide en una barra, como cualquier mc donald’s. El menú tiene fotos y está escrito en japonés y en inglés. Pido una pizza chica, de quesos. Y una Asahi. Le pido la más grande.

 

Pago y me da un aparatito negro. No entiendo qué carajo es. Siento que el chabón se da cuenta. Me siento re pelotuda. Miro a mi alrededor. Necesito saber que hacen los demás con esos aparatitos. Ok. Son tipo beepers. Tengo que sentarme y esperar que me suene.

 

Me siento en una mesa larga con forma extraña. Terminas sentado comiendo, con cualquier persona. Vamos a probar. Por ahora no hay nadie en mis asientos próximos. Suena mi aparatito.

 

Dicen que, en Japón, para que los demás sepan que vos estabas sentado ahí, dejas tu celular y tus cosas. Como no roban, eso significa que ese lugar está ocupado.

 

Bueno, confío una vez más. Dejo mis cosas ahí y me voy con el aparatito a la barra. Me entregan una bandeja con la comida y bebida. Wow! La cerveza si que es grande! No se cuánto es, pero creo que me zarpé.

 

 

Vuelvo a mi lugar. Mis cosas siguen ahí. Snif, te amo Japón. Se sientan dos pibes a mi derecha, que conversan animadamente. Mientras como, se agrega una familia a mi izquierda. La mujer me sonríe. Respondo de la misma manera.

 

Me cuesta terminar la cerveza, uff. Que hago con la bandeja? Observo. Hay una ventana con estantes. Dejo la bandeja ahí y unas manos desde adentro la retiran.

 

Quiero ir al baño. Está muy limpio. Tiene un cartel extraño. De mientras, juego con los botones. Aún le sigo descubriendo magias a los inodoros inteligentes. Tiene un botón que simula el sonido de cuando tiras la cadena. De esa manera tapas los pedos que te tiras. Es genial.

 

No sé por qué razón, alguien cagaría por fuera del inodoro.
No sé por qué razón, alguien cagaría por fuera del inodoro.

 

Me lavo las manos y salgo. En la escalera, un señor apurado me choca. Me pide disculpas reiteradas veces y con muchas reverencias. Todo bien señor, no pasa nada. Que educado! Me gusta la gente educada.

 

Salgo y está nublado. Bueno, quizás mejor que el paraguas no entró en el locker. Camino hacia la derecha. Hay una escalera que me lleva al Parque Ueno. Veo algo así como un monumento. Según el cartel, es en honor a unos guerreros.

 

 

Encuentro un templo. Subo la escalera y entro. Venden amuletos! Y abajo tienen escrito también en inglés para qué es cada uno. Me compro uno para cumplir mis sueños. Y otro para mi sobrina, para que crezca bien. Dicen que, si llevas el amuleto siempre encima, hacen mejor efecto. Tendré que hacer caso. Me gustan las creencias japonesas.

 

El amuleto que me compré.
El amuleto que me compré.

 

Llovizna. Afuera hay una maquina parecida a esas donde sacas ositos. Adentro tiene algo así como un dragón. Es para sacar omikuji! Son unos papelitos que predicen tu fortuna. A veces vienen en tablitas.

 

Este no es muy tradicional. Vamos a probar. Parece divertido. Pongo mi moneda y elijo el tipo de omikuji que quiero. El dragón empieza a moverse y agarra un papel con la boca. Lo deposita en el hueco. Ya tengo mi omikuji! Que genial! Me encanta! Por suerte mi fortuna está escrita en los dos idiomas. Y es muy buena!

 

 

Dicen que, si te toca uno con buena suerte, tenes dos opciones. Guardarlo y llevártelo, o dejarlo atado ahí. Es un modo de conectar con el dios del templo y lograr un mayor efecto.

 

Decido dejarlo atado y me voy. Encuentro un sector fumador. Me siento en un escalón y mientras fumo, trackeo el pase de tren.

 

 

La puta madre! No encontraron la dirección! No tengo pase!! Me enojo y les mando un mail diciéndoles que me tienen que devolver toda la plata. Son las cuatro de la tarde. Tengo que apurarme. Acá los horarios son medio extraños y aun no entiendo muy bien. No sé a qué hora cierra la oficina de JRPass de la estación de Tokyo, pero algunos lugares cierran a las cinco.

 

Me gustaría seguir recorriendo el parque, pero no puedo. Estoy fastidiada y preocupada. Aún estoy en Tokyo, y esta noche no tengo donde dormir acá. Tengo que llegar a Toyama.

 

Me voy, apurada, a buscar mi valija que está en el locker. Por suerte, tengo buena memoria y encuentro el lugar rápidamente. Entro a la estación de tren, y me voy directo a la Tokyo Station. Ya sé dónde está la oficina para comprar los pases. No debería ser difícil encontrarla.

 

Lo es. Me pierdo nuevamente y doy varias vueltas. El tiempo me apremia. Si! Ahí está! Y sigue abierta! Fiuuu! Por suerte, la chica sabe hablar en inglés. Al estilo japonés, pero logramos entendernos. Pretendo sacar un pase por 21 días. Ella me pregunta que día me voy de Japón. Me dice que me conviene sacar el de 14 días, no me es completamente necesario el pase mientras me mantenga dentro de Tokyo. Y la última semana de mi viaje, la voy a pasar acá. Que amable es! En lugar de venderme algo con lo que gastaría mas dinero, me recomienda lo mejor para mi bolsillo. Me encanta Japón!!

 

Le pregunto dónde sacar mi ticket para ir a Toyama. Me lo puede dar ella. Activa mi JRPass y me pregunta en que horario quiero viajar. A las 5 y algo sale uno. Y otro sale cerca de las 6 y media.

 

Elijo el de las 6 y media. Con el otro, tengo el horario muy justo. Tengo miedo de perderme y perder el tren también. Le agradezco reiteradamente y me voy, contenta, porque ya pude solucionar todos mis problemas. Menos mal que la gente acá no es como en casa. Es muy probable que no me hubieran ayudado de esta manera. Y mucho menos con una sonrisa en la cara.

 

Salgo por la misma puerta que salí el otro día. Es de noche y ya no llueve. Miro la estación y se ve muy hermosa toda iluminada. Voy a sacarle fotos! Uhh, también quiero sacarle fotos de frente. Una vez más, decido confiar. Dejo mi valija y mi mochila al lado de un cantero. Camino media cuadra aprox, y saco algunas fotos. Vuelvo, y mis cosas siguen ahí. Qué lindo que es Japón!

 

 

Cruzo, una vez mas, hacia la plaza rara donde la gente se toma fotos. Me siento en el lugar de siempre y fumo. Observo todo. Es lo que hago todo el tiempo. Unos chicos que no son orientales caminan por los canteros de enfrente. Me miran.

 

Sigo observando a las novias y sus sesiones de fotos. Hace frío. Y ellas están sin mangas, divinas. Veo las poses que hacen con sus novios y los trucos de los fotógrafos. Es entretenido.

 

Vuelven a pasar los chicos no orientales, pero esta vez por el lado de mi cantero. Es re obvio que son turistas. Se frenan y uno me habla en inglés. Me pregunta si acá se puede fumar. Le digo que no sé, pero como no hay carteles de prohibido fumar creo que está todo bien. Nos ponemos a hablar. Son de Kuwait. Pero uno de ellos vive en Australia. Charlamos un rato largo mientras fumamos. Hice nuevos amigos. Lástima que en un rato me voy, sino podíamos salir de joda. Hoy es viernes por la noche. Ellos se quedan en Tokyo. Pero cuando yo vuelvo, sus vacaciones terminaron. Frankie me agrega al Facebook, y nos despedimos. Me voy con tiempo a buscar el andén de mi tren.

 

Estoy contenta. Ya no tengo que preocuparme por mi JRPass, y me encanta hacer nuevos amigos. En un ratito voy a estar viajando a Toyama.

 

 

Por suerte, no me cuesta encontrar mi andén. Tengo dos horas de viaje. Estaré llegando 20:30 aprox. Miro el trayecto en google maps. Wow! Es lejos! Y solo tardo dos horas. Que genial es este tren bala. También es silencioso. Y los asientos son cómodos. Me da un poco de sueño. Tengo que mantenerme despierta. Si me paso, anda a saber en dónde termino.

 

Finalmente llego. Salgo de la estación y llueve torrencialmente. Hay mucho viento. Menos mal, aún tengo mi paraguas transparente encima. Me abrigo y emprendo camino rumbo al departamento del Sr. Shigeji. Tengo que parar cada vez que necesito revisar el mapa. Llevo en una mano el paraguas y en la otra la valija. Tuve un día mentalmente agotador y el final se está haciendo difícil. Lo único que quiero es llegar a una casa calentita.

 

Camino bastante por una avenida. Giro a la izquierda. En una esquina hay un konbini. Paro y compro víveres. Ato la bolsa a mi valija y sigo camino bajo la lluvia. Doblo a la derecha en otra avenida. Y ahora, giro a la izquierda. Tengo que hacer dos cuadras para adentro. Es una calle de barrio. No hay nadie. Me da un poco de miedo a pesar de que el sr. Shigeji me dijo que es un barrio seguro. Dale Laura, acostumbrate. En este país no pasan cosas.

Llego a la puerta del edificio. Tampoco hay nadie, ni ruidos. Ya fue, no hay ningún cartel, me fumo un pucho antes de entrar.

 

Subo, es en el quinto piso. Entro, la puerta está sin llave. Hay un mini hall para dejar tus zapatillas y hay pantuflas para caminar por la casa. El ambiente está calentito. El sr. Shigeji me dejó el aire acondicionado prendido! Que genio que es! Venía tan cagada de frío y desahuciada…

 

La casa es pequeña, pero acogedora. Me encanta. Leo una hoja con instructivos que dejó sobre la mesa. Dice que puedo fumar en el balcón. Buenísimo!

 

Me doy una ducha caliente. El sr. Shigeji le puso etiquetas en inglés al shampoo y a la crema enjuague. Por fin me voy a lavar el pelo bien! Lo amo.

 

Prendo la tele. Me siento a tomar una birra y a comer algo. Compré queso y pan. No es gran cosa, pero bueno. También unas pringles de ají picante. Estas si que están buenas!

 

Están dando un programa con japoneses tocando tango. Que loco! Recibo un mensaje del sr. Shigeji. Me pregunta si llegué bien. Awww, que considerado. Le respondo y le agradezco por dejarme el departamento calentito.

 

Me abrigo y fumo un pucho en el balcón. Tengo que descansar. Mañana voy a visitar los Alpes Japoneses. Espero que el tiempo se recomponga. El domingo me voy a Kyoto, y esta es mi única oportunidad para verlos.

 

Tengo una nueva casa y un nuevo barrio. Apago todo y descanso. Buenas noches Toyama!



COORDENADAS:

 

Acá les dejo un mapita, con algunos de los lugares que les comenté en esta entrada.

 


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